Aunque parecieran del dominio público, hay tonadas y melodías que escuchamos diariamente y que cuentan con un registro de derechos de autor; desde la canción de los helados, hasta la del panadero de “Tin-Tan”.
Para quienes viven en México, algunos se han vuelto comunes: a cierta hora, hay colonias en las que nos emociona escuchar al carrito del pan con la canción “El panadero”, en voz de Germán Valdés “Tin-Tan”, o los helados, que suenan con dos singulares temas: “Chicken feed” y “Alley cat”. También está la singular tonada de los fierros viejos: “Se compran colchones, tambores…”
Estos son sonidos tan populares que pareciera que pertenecen al dominio público, pero no, tienen autoría; de hecho, muchos en teoría no deberían de ser utilizados.
Pablo, un trabajador de fierros viejos que recorre la colonia Actipan en la Ciudad de México no es fanático de ese sonido, pero dice que la gente lo identifica y por eso lo lleva en su camioneta. El hombre descargó el tema de internet e ignora quién lo hizo.
La tonada fue grabada en un cassette por Marco Antonio Terrón Aguilar en 2005, cuando se le ocurrió usar la voz de su hija, de entonces 10 años, para capturar el sonido que antes sólo replicaba de viva voz.
El tema se hizo popular, al grado que fue retomado, primero, como tono de llamadas, y luego en temas y películas como Cindy la Regia. PUBLICIDAD
La voz de fierros viejos ya está registrada en el Instituto Nacional en Derechos de Autor (INDAUTOR), por lo que en estricto derecho nadie podría reproducirla sin permiso. También posee un registro de aviso comercial en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial desde el 14 de enero de este año. Enrique Ochoa de González Argüelles, abogado y experto en el tema de derechos de autor, detalla que este último no se lo han otorgado, pero de ser así, en estricto sentido no debería ser usada sin una autorización.
“La registraron como aviso comercial, es casi como una marca, la diferencia es que es una frase pero tiene el mismo tratamiento que una marca”, señala.
Esto podría ser un problema para personas como Pablo y las decenas de camiones de fierro viejo que utilizan la grabación, pero la solución parece fácil: podrían simplemente grabar un tema distinto.
De acuerdo al especialista, los derechos de autor están englobados dentro de la Propiedad Intelectual, que tiene dos grandes ramas: derechos de autor y propiedad industrial. Los “sonidos” pueden ser protegidos como obras musicales, obras audiovisuales o marcas.
En el caso de las melodías de los carritos de helados, fueron tomadas de las canciones “Chicken feed” y “Alley Cat”, esta última ganadora del Grammy por Mejor canción instrumental, las cuales fueron compuestas por el músico danés Bent Fabric, quien murió en 2020 a los 95 años de edad.
Estas canciones tienen derechos de autor que estarán vigentes durante la vida del autor y en el caso de México, 100 años más tras su muerte, en otros países es sólo por 70 años. Por su uso, en estricto derecho se deberían pagar derechos.
“No creo que los herederos del compositor quieran perseguir y buscar a los carritos de helados en México para cobrarles, cuando esta labor es el sustento económico de familias que posiblemente viven al día, hasta políticamente se vería mal”, apunta Ochoa.
“Sería un caso muy distinto si un músico o compañía las usara para fines de lucro”.
Un sonido que no ha sido registrado es el de los tamales oaxaqueños, por lo que puede ser usado libremente, incluso aparece en una escena de la cinta Birdman (2014).
La canción de “El panadero”, que “Tin-Tan” cantó en 1951 en la película ¡Ay amor… cómo me has puesto!, es de Ventura Romero Armendáriz, quien murió el 26 de marzo de 1994 y cuyas obras están protegidas por INDAUTOR y por la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM).
En teoría, por su reproducción, además del permiso, se deberían pagar derechos, pero ha sido adoptada para el gusto de muchos panaderos y paladares en México.
FUENTE: eluniversal